Época:
Inicio: Año 69
Fin: Año 96

Antecedente:
Alto Imperio (III): Flavios y Antoninos



Comentario

Los Flavios se mantuvieron dentro de la política de Augusto de reducir los gastos militares. Vespasiano licencio a cuatro legiones tras la llegada al poder (IV Macedonica, XV Primigenia, XVI Gallica, I Germánica) para sustituirlas por sólo tres. Entre éstas se encontraba la reclutada personalmente por Galba en Hispania, que fue oficialmente reconocida como Legio VII Gemina y enviada al campamento donde permanecería hasta fines del Imperio, en el lugar de la actual ciudad de León.
Para abaratar gastos militares, comenzó a ser más frecuente el reclutar soldados en áreas próximas a los campamentos; de esa medida se exceptuaban las poblaciones indígenas de la zona germana recientemente sublevada. En cambio, aunque no fuera más económico, las tropas pretorianas dejaron de proceder exclusivamente de Italia. En la política de búsqueda de rentabilidad, cuando los soldados no se encontraban enfrentados a conflictos bélicos, fueron empleados en la construcción de vías, puentes y otras obras públicas.

La resistencia judaica había sido en gran parte domeñada por Vespasiano antes de ser emperador. Las operaciones militares romanas continuaron bajo las órdenes de Tito, quien recibió un ejército de unos 40.000 hombres. La toma de Jerusalén tuvo lugar el 70 después de un prolongado asedio, en el que los propios sitiados lucharon entre sí por defender o por entregar la ciudad a Roma. Si creemos a Flavio Josefo, judío y amigo de los Flavios, contra el deseo de Tito la ciudad fue sometida al saqueo y el Templo incendiado. Los prisioneros fueron llevados a Roma para la celebración del triunfo, sobre el que conocemos muchos detalles a través de las representaciones en bajorrelieve del arco de Tito. La legión X estableció su campamento en Jerusalén y muchos judíos pasaron a incrementar las comunidades que ya vivían dispersas por ciudades del Imperio.

Si la toma de Jerusalén fue el símbolo del final de la resistencia judía, se mantuvo aún algún otro foco rebelde. Tito dejó el encargo de completar su obra a otros generales. El 73 era tomada Masada, la última plaza fuerte, con lo que se finalizaba el sometimiento total de este pueblo. La guerra judaica no hubiera tenido tanta importancia si se hubiera tratado del enfrentamiento con un pueblo simplemente nacionalista; la religión monoteísta dio fuerza al nacionalismo. Y los judíos del resto del Imperio siguieron siendo siempre vigilados por el poder romano. Como castigo e indemnización de guerra, los judíos se vieron obligados a pagar al Fisco el diezmo que destinaban anualmente al Templo.

La guerra galo-romana será otro de los conflictos que se producirán en época flavia. La participación de las legiones germanas en la guerra civil del 68-69 trajo otras consecuencias. Julio Civil se levantó el 69 contra Vitelio, pero pronto se le unieron algunos pueblos galos y germanos, lo que dio un contenido nacionalista al ejército rebelde. Con tales apoyos, Julio Civil inició una abierta campaña contra las ciudades romanas o romanizadas así como contra el ejército romano, sobre el que tuvo algunos éxitos militares inicialmente.

La situación llegó a ser grave hasta el punto de que Vespasiano tuvo que destinar ocho legiones para someter a los rebeldes. Al frente del ejército romano, Petilio Cerial terminó con la sublevación el año 70.

El apoyo al levantamiento de algunos pueblos germanos dio el pretexto necesario para dirigir varias campañas en el área del Rin. Se inician el 73 y todavía el 92, Domiciano tiene que completar el sometimiento y la organización de estos territorios. Como consecuencia de estas campañas, Roma estuvo en condiciones de asentar fortificaciones en la margen derecha del Rin y de controlar los territorios situados entre éste y el Danubio, los Campos Decumates. El control conseguido finalmente por Domiciano fue tan eficaz que le permitió trasladar legiones del área renana para proteger mejor la frontera danubiana, sometida a incursiones frecuentes del rey dacio Decébalo.

La guerra civil trajo también consecuencias graves para el dominio romano sobre Britania al encontrarse la isla desprotegida. Vespasiano nombró gobernador de Britania a uno de sus generales de confianza, Petilio Cerial, para que restableciera el orden en la isla.

Con Petilio Cerial la revuelta fue temporalmente paralizada pero no se consiguió una estabilidad duradera hasta que Julio Agrícola fue nombrado gobernador. Este se mantuvo en el cargo desde el 77 al 84 y llevó a cabo no sólo el sometimiento de las tribus rebeldes sino la ampliación de los dominios romanos hacia el norte, hasta tierras bajas de Escocia.